Antecedentes
Para conocer los orígenes de la firma zaragozana Vehículos Industriales y Agrícolas S.A., es necesario remontarse muchas décadas atrás, en concreto hasta 1.897 cuando se funda en la capital maña la empresa Carde y Escoriaza, con capital mixto hispano-francés.
Gustave Carde era un industrial de Burdeos que se asoció con el zaragozano Nicolás de Escoriaza.
El primero era un importante industrial metalúrgico francés, que contaba con una pujante empresa que por aquel entonces contaba con más de setecientos empleados. El segundo estaba muy vinculado al mundo del ferrocarril, primero trabajando en la empresa MZA, firma en la que ocupó el cargo de inspector de explotación, trabajando más tarde en la línea Zaragoza-Mediterráneo.
Debido a que Carde tenía muchos problemas para realizar su actividad en España por culpa de las leyes proteccionistas, Escoriaza le propuso fundar una nueva sociedad para trasladar aquí la producción, salvando así el problema de los aranceles. La nueva sociedad se instaló en el Camino de las Torres, dedicándose fundamentalmente a la producción de material e instalaciones ferroviarias, así como a la fabricación de tranvías.
Con una actividad creciente y consolidad, la sociedad se traslada a unas nuevas instalaciones mucho más amplias frente a la estación de Campo Sepulcro para transformarse en 1.920 en Material Móvil y Construcciones, aunque siempre se hacía referencia a ella con la coletilla “antigua Carde y Escoriaza”. A partir de entonces produjo una gran variedad de productos, no sólo para el ferrocarril, el tranvía y el metro, sino que también construyó aeroplanos, autocares, trolebuses e incluso muebles. Fue en 1955 cuando M.M. y C. inició la colaboración con Construcciones Auxiliares de Ferrocarril (CAF), firma que había sido fundada en 1917 en Beasaín, Guipúzcoa.
El nacimiento de VIASA
En 1959 se crea Vehículos Industriales y Agrícolas, S.A., y en aquel mismo año se conceden las licencias de importación de maquinaria y componentes por parte del Ministerio de Comercio, y aquel mismo se fotografió a las puertas de la factoría el primer Jeep español, aún con un porcentaje de piezas importadas, aunque debido a las exigentes leyes que controlaban la industria del automóvil en aquella época a partir de la unidad número 200 el vehículo fue fabricado con componentes 100 % nacionales. Además de los Jeep CJ3-B y el desarrollo español largo o CJ-6, VIASA produjo en estos primeros años, también bajo licencia, tractores de la firma italiana Fiat, en concreto los modelos 211-R y 411-R.
La producción de los tractores Fiat cesaría en 1963, siendo trasladada a la firma gaditana Construcción Naval de San Fernando. Aquel mismo año, VIASA lanza al mercado su tercer modelo, la furgoneta SV, un producto diseñado totalmente en nuestro país y sin equivalente en la gama del fabricante norteamericano Jeep, ni en ninguna de sus filiales o licenciatarias repartidas a lo largo del mundo, y que contaba con un buen número de variantes de carrocería.
Por otra parte entre 1967 y 1970 se construyó una nueva factoría en el Polígono Industrial de Cogullada, junto a la entonces carretera N-II, con su propio enlace con el ferrocarril. En 1968 se fabrican los primeros Commando, bajo licencia estadounidense, pero adaptados a nuestro mercado, con motores de cuatro cilindros de gasolina o diesel Barreiros. Las primeras unidades estuvieron en el mercado en los primeros compases de 1969. Dos años después, en 1971, M.M. y C. es absorbida por la Compañía Auxiliar de Ferrocarril, dando lugar a la nueva CAF, denominada ahora Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles, S.A.
Los acuerdos con Motor-Ibérica
A principios de 1974 VIASA firma un acuerdo con Motor-Ibérica en virtud del cual esta última pasa a comercializar los vehículos fabricados por la primera. En ningún caso se trato de una compra o absorción.
Motor-Ibérica además de aportar su red comercial más extensa que la de VIASA, que en la gran mayoría de los casos no eran concesionarios exclusivos, sino que compartían la venta de los Jeep con otras marcas de vehículos, aporta también su experiencia en ingeniería y calidad. La publicidad de la época anunciando el acuerdo es bastante reveladora de las intenciones del mismo:
“Jeep, el vehículo internacional de indiscutible prestigio, fabricado en España por C.A.F., estará a partir de ahora distribuido por Motor-Ibérica, S.A., fabricante de los vehículos Ebro. Motor Ibérica, además de distribuir los vehículos Jeep, aporta su experiencia industrial de ingeniería, calidad e investigación, colaborando con su organización comercial en el servicio y asistencia técnica.
Dos líderes del transporte en España garantizan la probada calidad del Jeep y le ofrecen un inmejorable servicio.”
Motor Ibérica era una de las firmas más antiguas en el panorama de la automoción española, ya que había sido fundada en 1920 en la ciudad de Cádiz como Ford Motor Ibérica, montando en nuestro país el conocido Ford T. Sólo tres años después la firma se traslada a Barcelona, y durante los años 30 se convierte en uno de los principales fabricantes españoles, siempre produciendo productos Ford bajo licencia. Tras el paréntesis de la Guerra Civil, cuando la factoría de Barcelona queda prácticamente destruida por lo bombardeos, en 1954 la compañía se convierte en Motor Ibérica al abandonar la multinacional Ford el capital que mantenía en la empresa. Aunque continúan siendo fabricados bajo licencia y asistencia técnica Ford, los vehículos – principalmente tractores y camiones ligeros – comienzan a comercializarse como Ebro.
Durante los años 60 y los primeros 70 Ebro experimenta una notable expansión, llegando a acuerdos con Massey Fergusson, para la producción de sus tractores, adquiriendo la mayoría del capital de Perkins Ibérica, además de otras factorías como Siata, FADISA, de Ávila, que fabricaba bajo licencia las furgonetas Romeo, Aeronáutica Industrial, S.A. , de Madrid, fabricante de los camiones ligeros Avia, además de acuerdos y adquisiciones a empresas extranjeras en lugares como Italia y Grecia.
Así los vehículos fabricados por VIASA pasan a comercializarse como Jeep-Ebro y Jeep-Avia, en las dos redes comerciales. Los CJ3-B y los CJ-6 pasan a denominarse Jeep Bravo y Bravo-L respectivamente, desapareciendo de la gama los motores Barreiros para montar tanto los Bravo como los Comando un único propulsor Perkins, el 4-108 de 1.700 c.c. También se ofertan nuevos colores y desaparecen algunos elementos como los tapacubos – que pasan a ser una opción – mientras que las furgonetas pasan a denominarse genéricamente Campeador, añadiendo distintos apelativos según el tipo de carrocería.
A mediados de 1979 aparece un nuevo Comando más potente, el HD (“Heavy Duty”), equipado ahora con el motor Perkins 4-165 de 2.700 c.c., y posteriormente la versión HDI, con techo alto en la parte trasera y un nuevo portón. Pero la evolución técnica fue escasa, manteniéndose por ejemplo hasta el último momento elementos tan obsoletos como los frenos de tambor en ambos ejes.
En 1980 Motor Ibérica había comenzado a mantener conversaciones con los japoneses de Nissan, que por aquel entonces como otras firmas niponas buscaban empresas europeas para desembarcar en el viejo continente y poder así sortear los duros cupos de importación que limitaban la venta de sus vehículos. Nissan se hizo con una buena parte del capital de Motor Ibérica, y entre los acuerdos alcanzados se decidió fabricar en sus instalaciones de Barcelona el todoterreno Nissan Patrol, además de la furgoneta Vanette. En el Salón de Barcelona de 1981 el stand de Ebro mostraba un Comando HDI, aunque las estrellas de dicho stand fueron los nuevos Nissan Patrol, modelo del que se exponían dos unidades importadas. A principios de 1983 el nuevo Patrol estuvo en los concesionarios y su lanzamiento supuso el fin de la fabricación en Zaragoza de los VIASA, aunque aún se matricularon algunas unidades en 1983, especialmente restos de stock.
El intento de VIASA de interesar a los militares con un nuevo prototipo con mecánica del Comando HD, y la idea de lanzar una nueva gama civil, sustituyendo los CJ3-B y CJ-6 por modelos basados en el CJ-7 y el CJ-8 estadounidenses pero también con el motor Perkins grande, fue baldío, por lo que finalmente aquel mismo 1983 cesó la actividad en la fábrica de VIASA, poniendo fin a casi 25 años de Jeep en España.